miércoles, 28 de marzo de 2012

Inca Roca

Introdución

La familia Inca Roca, también Incaroca y Incarocca, pertenece al ayllu Sucso, la panaca de Viracocha Inca. La familia fue reducida a San Sebastián alrededor 1570. Pedro Nolasco Inca Roca fue Alférez real de los Indios Nobles en 1798.

Genealogía 

Un libro está en preparación con la genealogia detallada.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Los Choquehuanca, un linaje imperial vivo

Versión inedita

Al llegar a la ciudad de Lampa sólo tenía pensado fotografiar por fuera la histórica casona de los Choquehuanca. No contaba con enterarme que ahí todavía viven los descendientes de esta familia y, menos aún, que llegaría a conocer a doña Eugenia Chukiwanka, de 90 años: la única hija que sobrevive al líder indigenista de Puno, Francisco Chukiwanka, y descendiente directa del Inca Huayna Cápac.

Doña Eugenia, una mujer de pequeña estatura, muy vital y mirada traviesa, nunca se casó y vive rodeada de fotos y memorias. “Mi padre luchaba por los derechos de los indios y hasta cambió la manera cómo se escribe nuestro apellido”, me dijo.
Al hablar con ella sólo puedo percibir como algo muy lejano el eco de las grandes fiestas que los Choquehuanca daban en su hacienda principal, Picotani, cerca de Azángaro, donde a decir de doña Eugenia, se bebían los mejores licores traídos de Francia.



LINAJE DE HUAYNA CÁPAC

Los descendientes del linaje imperial Choquehuanca, Chuquihuanca o Chukiwanka, viven en el sur del Perú, en los departamentos de Arequipa y Puno. Antiguos caciques de Azángaro, ellos descienden de Cristóbal Paullu Topa Inca, hijo de Huayna Cápac, quien además fue el miembro de la familia imperial más fiel a los españoles durante la conquista.

Desde la colonia y durante más de 300 años, los Choquehuanca fueron los caciques de Azángaro y la familia más rica en esta provincia. Con la Independencia pierden ese título y después, durante la República, la familia llega a perder todas sus propiedades.

El historiador Nils Jacobsen escribe en su libro, ´Mirages of Transition, The Peruvian Altiplano 1780-1930´, que con la pérdida del cacicazgo terminó también la autoridad política de la familia y dio inicio a una pelea para mantener sus riquezas.

Un aspecto interesante en la evolución de esta familia de rancio abolengo indígena, es su transformación política. De ser unos caciques extremadamente fieles a la corona española, pasaron a convertirse, uno de ellos, en prócer de la Independencia (José Domingo) y otro, Francisco (sobrino tataranieto del anterior y padre de doña Eugenia), en líder indígena.

Un tercer Choquehuanca, José Domingo Choquehuanca Borda, cuya filiación con los caciques todavía no es del todo clara, también se convirtió en un personaje conocido como fundador de la AUPA, la Asociación de Urbanizaciones Populares de Arequipa (Pueblos Jóvenes) en los años 70.

Curiosamente, lo que une a las historias de estos tres líderes sociales, además del apellido, es que todos provienen de familias informales. Los primeros dos eran hijos ilegítimos y el padre del tercero murió cuando su hijo tenía cuatro años.

LOS REYES DE AZÁNGARO

El historiador Augusto Ramos Zambrano dice que “los caciques Choquehuanca eran una especie de pequeños reyes en Azángaro. Durante siglos tuvieron un poder significativo en esta provincia, de generación a generación”.

Esto viene del hecho que alrededor de 1533, Cristóbal Paullu Topa Inca, hijo de Huayna Capac, llegó hasta el Collasuyo, en la zona del lago Titicaca, tratando de alejarse de las luchas entre sus hermanos Huáscar y Atahualpa.

En 1586, Diego Choquehuanca, hijo de Cristóbal, se convirtió en el primer cacique de Azángaro. Fundó la iglesia de Azángaro en el mismo año y sus sucesores, siendo caciques, estaban exentos del pago de tributos. Ellos más bien se encargaban de recaudar el tributo de sus indios para las autoridades coloniales, con lo que la familia empieza a enriquecerse.

Diego Choquehuanca Huaco Túpac Inca (Azángaro 1705-1792), tataranieto del anterior, fue cacique principal y gobernador de Azángaro. Tenía 11 haciendas, un palacio en Azángaro, 100 mil cabezas de ganado ovino, 20 mil vacas, 10 mil alpacas y llamas. No es de extrañar que en esa época Diego fuera el hombre más poderoso de la región y quizás de todo el departamento.

Pero eran tiempos turbulentos. A la muerte de Diego, en 1792, sólo dos de sus cinco hijos estaban vivos. El mayor, Blas, había muerto en 1781 defendiendo la causa realista a manos de los rebeldes de Túpac Amaru. Su hijo, Manuel Joseph, fue el último cacique de Azángaro, hasta el 4 de Julio de 1825, cuando Bolívar decreta la cesación del cargo.

SE CONVIERTE EN UN PATRIOTA

De los dos hijos de Diego que quedaban vivos a su muerte, Gregorio era sacerdote. Él tuvo un hijo ilegitimo llamado José Domingo Choquehuanca (San Cristóbal, Cusco, 1789-1858). Según señala Ramos Zambrano, José Domingo es un personaje clave porque asume una posición opuesta a la que hasta entonces había mantenido su estirpe. “Mientras realiza sus estudios de abogacía en Chuquisaca, José Domingo se convierte en un patriota y decide luchar por el ideal libertario y emancipador”.
Él presidió la comisión de vecinos de Azángaro que recibió a Bolívar a su paso por Pucará, donde proclamó su famosa arenga. José Domingo fue alcalde de Azángaro en 1817, diputado en 1825, senador en 1832 y 1833 y prefecto de Puno en 1835. Tuvo un único hijo legítimo, José Luis.

Durante la primera mitad del siglo XIX los Choquehuanca pierden casi todas sus haciendas en litigios entre las diferentes ramas de la familia. Una de estas ramas principales era la de Juana Manuela Choquehuanca Ayulo, hija y heredera de Manuel Joseph, el último cacique.

Los Choquehuanca tienen el récord de juicios en Puno. De este modo, llegan a perder todo lo que les quedaba. De ser los mayores hacendados de la provincia en 1780, para 1900 ya no tenían ni tierras ni posición social.

CAMBIÓ SU NOMBRE

Francisco Chukiwanka Ayulo (Pucará, 1877-Lampa, 1957) fue según Ramos Zambrano el sucesor de José Domingo en el aspecto ideológico. Fue desde joven defensor del indio y dirige el movimiento pro-indígena en Puno. El nació como Francisco Miranda Choquehuanca, hijo ilegitimo de Juana Manuela Choquehuanca Ayulo, y el abogado Bernardo Miranda.

Años después cambió su nombre por el de su madre, porque su padre lo había abandonado, pero empezó a escribirlo en una estilo menos castellano: Chuquihuanca, y al conocer más el alfabeto quechua, me cuenta su hija doña Eugenia, lo empezó a escribir de manera más indígena: Chukiwanka.

“Mi padre era un hombre desprendido, noble y generoso que fundó la primera escuela particular para los indios cerca de Lampa”, recuerda Eugenia. No era amigo de la iglesia católica y fue ex comunicado.

A principios del siglo XX, Francisco compró una casona en Lampa donde nacieron sus hijos, entre ellos Eugenia. Él trabajó como presidente de la Corte Superior de Puno y profesor en el colegio San Carlos.

En esta misma casa nació Luis Enrique Chukiwanka Núñez, sobrino de doña Eugenia. A este arquitecto de 56 años lo conocí en Arequipa, donde vive ahora y me explica que es muy importante conocer nuestros orígenes “porque es algo que nos da fundamento”.
“Sólo te puedes sentir orgulloso de tus orígenes si estos son verdadero”, me explica.

DESHEREDADO

Aunque su filiación con la familia de los caciques Choquehuanca no está clara, José Domingo Choquehuanca Borda (* Puno 1934 + Arequipa 2009) siempre asumió que era miembro de esta familia, dicen sus hijas Lucía y Ana María en Arequipa.
El padre de este, Agustín Alfonso Choquehuanca Ayulo, según me relatan las hermanas fue desheredado después su matrimonio con la campesina Juanita Borda. Él murió en 1938 y José Domingo creció en Tacna. Después se mudó a Arequipa donde fundó varias empresas.

Este Choquehuanca también fue un líder y un luchador social, buscando mejorar la situación de los más pobres y por ello fundó la AUPA, la organización de pueblos jóvenes de Arequipa, para conseguir luz y agua y construir desagüe y pistas, en lo que hoy es el distrito de Selva Alegre. El fundó también la Camera Pyme para pequeñas y micro empresas en Arequipa. Sus hijas continúan su trabajo social.

LA POSICIÓN ÉTICA

La familia Choquehuanca es una de las pocas familias que conoce de manera precisa su vinculación con los emperadores Inca. La historia de esta familia es también una historia del Perú.

Primero fueron parte del imperio, trabajaron en la organización de la familia imperial, fueron expertos en la manera de gobernar a través de vínculos con pueblos conquistados, como los aimaras.

Después, durante la dominación española, sobrevivieron como nobleza local que apoyaba al invasor, y se convirtieron en caciques coloniales. Con la Independencia todo cambia de nuevo. Esta vez, la pérdida de su posición fue definitiva y completa.
Y desde entonces, los Choquehuanca se han reinventado. Primero como emancipadores y después como luchadores en una de las regiones más pobres del país, buscando mejorar la situación de su gente. Lo que queda ahora es ver quién de las generaciones actuales tomará la posta de ésta, una de las grandes familias peruanas.